jueves, 14 de julio de 2016

LA KOINONÍA

LA KOINONÍA
I.                    Koinonía significa:
v  Comunión
v  Compartir
v  Compañero
v  Unidad
v  Solidaridad
v  Fraternidad
1.      La Comunión entre los hermanos de la iglesia y Dios
2.      La participación de una misma fe
3.      La comunión a que están sujetos todos los miembros de la cristiandad
4.      La unidad de fe en el culto cristiano
TEXTO: HECHOS 2:41-42
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones
La Biblia muestra que los creyentes del principio para tener un desarrollo espiritual equilibrado y saludable perseveraban en cuatro actividades fundamentales:
a.      La doctrina de los apóstoles
b.      La comunión los unos con los otros
c.       El partimiento del pan
d.      Y las oraciones.
En conclusión:
La koinonía es la comunión de los hijos de Dios que se expresa en la disposición que tenemos para convivir, tener compañerismo, ayudar y compartir mutuamente; así como para participar de las bendiciones, necesidades o pruebas que estén viviendo nuestros demás hermanos.
II.                  La base de la koinonía 
1.      La base de la koinonía  es el amor Efesios 3:17 - "para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,").
2.      La  en acción koinonía en acción
a.      Compartimiento de la amistad y perseverancia en la compañía de los demás  (Hch. 2:42; 2 Co. 6:14). 
b.      Compartimiento práctico (de lo que se tenga) con los menos afortunados. 

Pablo usa tres veces la palabra con relación a las colectas que, de parte de sus iglesias, llevó a los santos pobres de Jerusalén 
(Ro. 15:26; 2 Co. 8:4; 9:13; cf. He. 13:16). 
Ofrendar, dar y ayudar; Romanos 15:26; 2 Corintios 8:3; 9:13; Hebreos 13:16 En el Nuevo Testamento encontramos varios ejemplos que nos enseñan que la comunión entre los cristianos también se expresa cuando ofrendamos o damos
III.                Ejemplo de Koinonia
1.      En Apocento Alto Hechos 1: 12-14
2.      En Jerusalén   Hechos 2: 42
3.      En la Santa Cena 1 Cor. 11:23-26



martes, 14 de junio de 2016

Iglesia saludable

Proceso de madurez en los miembros
¿Quién está en la primera? Cómo guiar a sus miembros a mayor madurez
Si usted desea una iglesia saludable, debe convertirse en un pastor saludable que enseña lo necesario para la vida y el ministerio cristiano.

Un pastor saludable fomenta una iglesia saludable por medio de un sistema intencional, bien planeado para descubrir, movilizar, y apoyar los dones de sus miembros.


En cierta ocasión Napoleón señaló un mapa de China y dijo: "Ahí yace un gigante dormido. Si un día despierta, nada lo podrá detener." Hoy, la iglesia americana es un gigante dormido. Todos los domingos los bancos de las iglesias se llenan de miembros que no están haciendo nada con su fe sino guardarla.
La designación de miembro activo en la mayoría de las iglesias se refiere a los que asisten regularmente a los cultos de la iglesia y la apoyan financieramente. No se espera mucho más. Pero Dios tiene expectaciones mucho más grandes para cada cristiano. Él espera que todo cristiano use sus dones y talentos en el ministerio. Si un día podemos despertar y desatar el inmenso talento, recursos, creatividad, y energía que se encuentra en la iglesia local típica, el cristianismo explotará con el crecimiento a un paso sin precedente.
La mayor necesidad en las iglesias evangélicas es la liberación de los miembros para el ministerio. George Gallup descubrió que sólo el 10 por ciento de los miembros de las iglesias en América están activos en algún tipo de ministerio. También descubrió que el 40 por ciento de todos los miembros han expresado un interés en tener un ministerio. Les gustaría participar en el ministerio, pero nunca se les ha pedido que lo hagan, o no saben cómo.
Un pastor que intencionalmente prepara al pueblo de Dios para la misión cristiana demuestra una calidad de salud ministerial que es esencial para el ministerio eficaz. Un pastor saludable fomenta una iglesia saludable por medio de un sistema intencional, bien planeado para descubrir, movilizar, y apoyar los dones de sus miembros. A la gente debe darse un proceso sencillo a seguir que los llevará a una dedicación más profunda y mayor servicio para Cristo. Necesitan una pista en la que se puedan mover hacia delante.
HAGA QUE ENTREN EN EL PARTIDO
En este aspecto Rick Warren testifica: En Saddleback, llamamos el proceso que lleva a la gente a un compromiso más profundo y a mayor servicio para Cristo nuestro Proceso de Desarrollo para la Vida. Al usar el diamante de béisbol como una ilustración visual de dónde se encuentra la gente en su progreso espiritual, ellos pueden saber cuánto han avanzado y cuánto les falta por lograr.
Muchas iglesias no tienen ni la menor idea de quién está en la primera o en cualquier otra base – o dónde están las personas en su progreso espiritual. En Saddleback, sabemos exactamente quién está en primera, segunda, tercera, y quién ha llegado a la base principal (home). Celebramos cada vez que alguien pasa a la siguiente base. Esto fomenta el compromiso.

Usamos el diamante de béisbol como una analogía para el crecimiento porque es universalmente entendido en América. La gente fácilmente puede entender cómo es que queremos que maduren al asignar un marcador del crecimiento espiritual a cada base. Explicamos a nuestros miembros que nuestra meta es ayudarles a pasar por todas las bases de la vida. Queremos que todos marquen puntos.
También explicamos que no se recibe crédito por los corredores que quedan en la base al final del inning. Por esa razón, hemos asignado a un pastor de entre el personal a cada una de las bases: asociación, madurez, ministerio, y misiones. Cada pastor funge como entrenador de base – alguien que ayuda a los corredores allegar seguros a la próxima base.
En la primera base enseñamos los básicos para la asociación; en la segunda base enseñamos los básicos de la disciplina espiritual; en la tercera base enseñamos a las personas cómo identificar su D.C.H.P.E. para el ministerio  "El Ministerio es la Expresión de mi Personalidad"); y cuando llegan a la base principal (home) hacemos que los miembros participen de las misiones. Nuestra estructura total está impulsada por el propósito, diseñada para fomentar a una iglesia saludable. Este es uno de los papeles clave del pastor.
SU ENTRENADOR DEBE OFRECER APLICACIÓN
Muchas iglesias cometen el error de enfatizar el conocimiento bíblico a exclusión de enseñar la aplicación práctica de ese conocimiento. Por ejemplo, a los miembros de la iglesia se hacen sentir culpables por una débil vida de oración, pero nadie explica cómo hacer una lista para orar, cómo alabar el carácter de Dios al usar sus nombres, y cómo interceder por los demás.

La exhortación sin explicación lleva a la frustración. Siempre que exhortamos a la gente para que hagan algo, tenemos la responsabilidad de explicar cómo hacerlo.
Si usted quiere una iglesia saludable, debe convertise en un pastor saludable que enseña lo necesario para la vida y el ministerio cristiano. Recuerde que es la habilidad, no la dedicación, la clave para la efectividad en cualquier cosa. "Si el hacha pierde su filo, y no se vuelve a afilar, hay que golpear con más fuerza. El éxito radica en la acción sabia y bien ejecutada" (Eclesiastés 10:10-NVI).
A continuación cinco preguntas que necesita hacerse sobre su programa de educación cristiana:
1.      ¿Aprende la gente el contenido y el significado de la Biblia?
2.     ¿Se ve la gente a sí mismos, la vida, y a otros más claramente desde la perspectiva de Dios?
3.     ¿Los valores de la gente se alinean más con los valores de Dios?
4.     ¿Está la gente haciéndose más hábil en el servicio a Dios?
5.     ¿Está la gente haciéndose más como Cristo?
Si usted convence a la gente de la importancia de meter puntos, y les da un entrenador en cada base, es mucho más fácil hacer que lleguen a la base principal (home). De igual manera, si usted dirige a la gente a comprometerse a crecer espiritualmente, si les enseña ciertos hábitos básicos, y les da dirección mientras progresan por las bases, puede esperar que crezcan.
NO PONGA A UN PITCHER (LANZADOR) FUERA DEL DIAMANTE
Una de las excusas más comunes que da la gente para no participar del ministerio es: "Simplemente no tengo ninguna habilidad que ofrecer." Nada puede estar más lejos de la verdad. Estudios nacionales han probado que la persona común posee de 500 a 700 habilidades.


El verdadero problema es doble. Primero, la gente necesita cierto proceso para identificar sus habilidades. La mayoría de las personas están usando habilidades que no sabían que poseían. Segundo, necesitan un proceso para ayudarles a aparear sus habilidades con el ministerio correcto.
Hay personas en su iglesia con habilidades que no están siendo usadas: reclutar, investigar, la jardinería, entrevistar, y hasta alimentar. Estas habilidades no se deben desperdiciar. "Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo" (1 Corintios 12:5).
Su proceso de colocación debe concentrarse en apoderar a las personas, no en llenar los puestos. Concéntrese en la forma del individuo, no en las necesidades de la institución, y usted tendrá mucho más éxito con los que coloque en el ministerio. Recuerde, el ministerio tiene que ver con la gente, no los programas.
¿CUÁNTOS EQUIPOS DE BÉISBOL VE QUE SÓLO SE REÚNEN?
La iglesia común sería más saludable si eliminara la mitad de sus reuniones. Definitivamente permitiría más tiempo para el ministerio y el evangelismo relacional. Una de las razones por las que los miembros de la iglesia no testifican a sus vecinos es esta: No conocen lo suficiente a sus vecinos porque los miembros de las iglesias pasan mucho de su tiempo libre asistiendo a las reuniones de la iglesia.
Lo más valioso que la gente puede dar a su iglesia es su tiempo. Siendo que la gente tiene menos tiempo discrecional, es necesario que veamos que usen su tiempo de la mejor manera cuando lo ofrecen. Si un laico viene a mí y me dice: "Pastor, tengo 4 horas a la semana para ofrecer en ministerio a mi iglesia", lo menos que yo haría es ponerlo en algún comité. Yo quiero verlo participar en el ministerio, no en el mantenimiento.
Enseñe a su gente la diferencia entre el mantenimiento y el ministerio. Mantenimiento es trabajo de iglesia: presupuestos, edificios, asuntos de organización, etc. Ministerio es el trabajo de la iglesia.
Si usted en serio quiere movilizar a sus miembros para el ministerio, debe perfilar su estructura para acrecentar al máximo el ministerio y disminuir el mantenimiento. Entre más maquinaria organizacional establezca su iglesia, más tiempo, energía, y dinero se tomará para mantenerla. Ese es valioso tiempo, energía, y dinero que más bien podría invertirse en el ministerio a las personas. La clase de estructura que tenga su iglesia no causa crecimiento, pero sí controla la tasa y el tamaño de su crecimiento.
LA MEJOR MANERA DE APRENDER EL JUEGO ES JUGARLO
Una vez la gente comienza a prestar servicio en el ministerio, necesitan preparación práctica. La preparación práctica es más importante y eficaz que la preparación antes de prestar servicio.  Creemos que la gente ni siquiera sabe qué preguntas hacer hasta no haber participado en el ministerio.
En nuestra iglesia queremos hacer que la gente participe en el ministerio lo más rápido posible. Un largo y extendido curso de preparación antes de servir hace que la mayoría de la gente pierda su entusiasmo inicial. Los agotamos antes de que comiencen. Las personas que están dispuestas a prepararse por 52 semanas antes de comenzar a prestar servicio por lo regular no son muy eficaces cuando por fin comienzan a servir. Tienden a ser estudiantes profesionales que se deleitan en aprender sobre el ministerio más que en hacerlo. Queremos personas que se zambullen y se mojan. Luego se motivan altamente para aprender a nadar. La mejor manera de comenzar es comenzar.
UN BUEN ENTRENADOR CONTINUAMENTE RENUEVA LA VISIÓN
Pastor, mantenga la visión del ministerio ante su pueblo. Comunique la importancia de sus ministerios. Cuando usted reclute a las personas para el ministerio, haga énfasis en la significancia eterna de ministrar en el nombre de Jesús. La visión motiva a las personas; la culpa y la presión las desanima. Ayude a la gente a ver que están invirtiendo para la eternidad, y que no hay causa mayor que la del reino de Dios.

Nunca trate de motivar a la gente para el ministerio haciendo uso de la culpabilidad o la presión. Ellos resentirán tener que servir en vez de ser inspirados para servir. Explique que el ministerio es una oportunidad de efectuar una diferencia duradera en el mundo. Es un privilegio que Dios nos ha dado.
No dude en desafiar a la gente a un compromiso mayor. Ayúdeles a ver el cuadro total. La motivación está intrínsecamente unida a la significancia. Cuando las personas ven la significancia de una gran causa, desean participar.
Yo he dicho con frecuencia a los miembros de nuestra congregación: "Imagínese que muere, y que 50 años después alguien en el cielo se acerca a usted y le dice: -‘Quiero darle las gracias’.-
"Usted contesta: -‘Lo siento, no creo conocerlo.’-
"Luego él le explica: -‘Usted era un ministro laico donde yo asistia. Usted sirvió y se sacrificó y edificó la iglesia que me alcanzó para Cristo después de haber muerto usted. Estoy en cielo gracias a usted.’-
"¿Cree usted que eso vale el esfuerzo?"
Si yo supiera de una manera más significativa de invertir mi vida que en el servicio de Jesucristo, lo haría. No hay nada más importante. Yo no pido disculpa por decir a la gente que la cosa más importante que pueden hacer con su vida es unirse a la iglesia donde soy pastor, participar en un ministerio, y servir a Cristo al servir a los demás. El efecto de su ministerio para Cristo durará más que su carrera, pasatiempo, o cualquier otra cosa que hagan.
El secreto mejor guardado en la iglesia es que la gente se está muriendo por hacer una contribución con su vida. Estamos hechos para el ministerio. La iglesia que entiende esto y hace posible que todo miembro exprese su forma en el ministerio, experimentará maravillosa vitalidad, salud, y crecimiento. El gigante dormido se despertará y nadie lo podrá detener.

lunes, 6 de junio de 2016

La misión

MISIÓN CENTRÍPETA Y CENTRÍFUGA
Como estudiante del Instituto Bíblico y estudiante del Instituto Ministerial (ISUM), aprendí las misiones del pueblo de Dios: “La misión Centrípeta y la Misión Centrifuga”
La misión centrípeta
La misión centrípeta Dios se la encomendó al pueblo de Israel. La misión se asemeja con certeza a un imán cuando atrae el metal o como las abejas en el  panal. En la obra de Dios siempre hay lugar para todos. Los que pertenecen al reino están con los brazos abiertos para recibir y buscar a las personas que desean el refrigero de Dios.
En el caso de Israel su misión era recibir a las personas que voluntariamente se quisieran adherir a ellos. Si alguien de cualquier nación sentía el deseo de unirse a ellos se hacían devotos y se judaizaban voluntariamente. Allí se cumplía el dicho: “El que tiene sed que busque el agua”. Si algunos egipcios querían ser devoto, tenían que ir a Israel. Lo mismo sucedía con el de Siria, Asiria, Babilonia, Moab, Amón etc. La misión centrípeta se refleja en esta gráfica.

Todos hacia Israel, como el metal al imán. Esa era la misión de Israel.

Misión Centrífuga 
Como preámbulo,  Isaías escribe acerca de la misión de la iglesia: “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas” (Isaías 54:2). Lo de Isaías, nuestro Señor Jesucristo lo retomó para la iglesia como la gran comisión y en su última aparición después de su resurrección en la tierra. La biblia narra: “Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;  tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Mr. 16:14-18) “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mt. 28:19,20).
Su presencia está asegurada en la gran comisión. No hay nada que temer. Sus últimas palabras para la iglesia, antes de subir al cielo fueron: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8). En la misión centrifuga contamos con la llenura, derramamiento, unción, poder y autoridad del Espíritu Santo.
La misión centrípeta dada a Israel es de afuera hacia adentro y la misión centrífuga dada a la iglesia es de adentro hacia afuera. En término beisbolero “pica y se extiende”. Aquí no cabe el dicho: “El que tiene sed busca el agua como en la misión centrípeta. Si no que la iglesia, como misión centrifuga, debe salir de las paredes del templo, llevar el agua y darle de beber al sediento. Eso es posible a través de la unción y derramamiento del Espíritu Santo.
Esta misión sugiere una base, un impacto y expansión. Todo esto se cumple en la función del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo consolida y extiende la misión centrifuga.
Consolida a través del fruto del Espíritu.
La fortaleza, variedad y permanencia de los que se aferran a Dios y buscan su presencia, consiste en enraizar y andar conforme al fruto del Espíritu Santo. La Biblia dice que el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
No debemos jactarnos de nuestra espiritualidad, ni hacer énfasis en nuestra vida pura, sino exhortar a que nos apropiemos del fruto del Espíritu Santo, que es lo que da vida a este montón de polvo que es lo que realmente somos; polvo que con facilidad somos esparcidos por el viento de las tentaciones. Pero el Espíritu Santo nos da vida, nos da forma y nos convierte en santo por la pureza de su fruto. Debemos desear intensamente el cambio de vida, como lo anhelo Benjamín Franklin, que formulo trece reglas para cambiar los malos hábitos a buenos. Usted y yo no necesitamos formular reglas, pero si debemos anhelar ser cada día mejor. Si nos acogemos al fruto del Espíritu Santo; con estas virtudes nos basta y sobra todavía. Solamente mediante el fruto del Espíritu Santo se puede ejercer la piedad como Dios manda.
El Espíritu Santo sienta la base de poder en la misión centrífuga a través de los dones
En este tiempo, urge que Lázaro salga de la tumba en obediencia a una orden que reciba con autoridad (Jn.11:43); que el endemoniado gadareno se rinda a los pies de Jesús (Mt. 8:28-34) por declaración de un siervo de Dios; que se levante el cojo que se ponía en la puerta la hermosa y glorifique a Dios (Hech. 3:6); que Dorca sea resucitada (Hech 9:40); que al tocar el féretro y dar la orden se levante el único hijo de la viuda (Lc. 7:14,15); que se descubra la falsedad de Ananías y su esposa (Hech. 5:3-10); que salga a luz la hipocresía y la ambición de Simón el mago (Hech. 8:19-22); que los samaritanos despreciados reciban el Espíritu Santo por la imposición de mano (Hech. 10:44-47): que las escamas caigan de los ojos de Pablo para conocer la voluntad de Dios (9:4-9); que los enfermos se sanen por el contacto de la sombra y los pañuelos ungidos de los siervos del Señor (Hech 5:12-16)
No cabe la menor duda que los dones espirituales es el imán que el Espíritu Santo utiliza para atraer multitudes a la iglesia y fortalecerla. Los dones impactan, atraen, vivifican y derrumban barreras de incredulidad. Así lo hizo el Espíritu Santo en la iglesia primitiva y así lo hará en la actualidad si le permitimos que su presencia inunde nuestra vida. Si damos lugar que los dones del Espíritu Santo actúen con todo su poderío, las multitudes rodearan la iglesia como las abejas rodean el panal.
El Espíritu Santo expande la misión centrífuga a través del pentecostalismo
La presencia de Dios en la vida del creyente te consolida mediante el fruto del Espíritu y  activa los dones espirituales. Ambas son las que dan vida al pentecostalismo. Son las herramientas para proporcionar un avivamiento sin igual; Integral.
El pentecostalismo tiene la facultad de dar poder a la iglesia y expandirla. Su manifestación es glosolalia (sonido incomprensible parecido al habla) que proporciona poder y xenoglosia (el uso inspirado de una lengua extranjera no estudiada) que es la señal y expresión evangelística. El pentecostalismo es una combinación de glosia y xenolalia, lenguas angelicales e idiomáticas, que proporciona poder y expansión evangelística. Es decir, misión centrifugas. El Espíritu Santo hace propia la parresia bíblica con el bautismo; proporcionando poder para santificar, ejercer la piedad y poder para servir.
Era domingo, día que se celebraba la fiesta de pentecostés, nueve de la mañana, en Aposento Alto, que estaba ubicado en la ladera del templo hecho por Herodes el Grande; con la afluencia de un millón de peregrinos que visitaron el templo durante ese día; fue cuando se derramo el poder del Espíritu Santo en día especial y en un lugar estratégico con la finalidad de que la iglesia naciente se proyectara a nivel mundial (Hech. 2:1-13).
Lo mismo sucedió en Cesarea del Mediterráneo, aunque esta ciudad fue diseñada por Herodes el Grande para el desenfreno y gloria del placer, sin embargo, era la ciudad más estratégica de ese tiempo. Empalmaba con la vía Maris, la ruta terrestre más comercial en ese tiempo. Tenía el puerto hecho por mano humana más grande del mundo, un puerto artificial, con dos rompeolas para unir el país con el comercio mundial. Era la capital de la provincia donde Herodes construyo su palacio.
Dios utilizo esa ciudad estrategia para manifestar su presencia y su gloria. Fue allí donde el poder pentecostés se manifestó en casa de Cornelio (Hech. 10:44) y marcó el inicio para que miles de gentiles creyeran en Cristo y se formara una iglesia llena de vida espiritual y misionera.
Desde el 313 al siglo XVII este carisma estuvo a punto de perderse, salvo por la reforma que dirigió Martin Lutero que reinicio la línea ortodoxa; pero del siglo XVII-XIX se levantaron dos movimientos que sirvieron de preámbulo para un nuevo pentecostalismo lleno de la presencia del Espíritu Santo :
A. El movimiento renovador dirigido por los hermanos Juan Y Carlos Wesley. Otro de los dirigentes fue Jorge Whitifield.
B. El Movimiento docente evangelístico. Ejecutado por Carlos Finney, D  Moody, R. A Terrey y A.B Simson.
En los albores del siglo XX en el país más estratégico del mundo, el primero de enero de 1901, en Topeka Kansa, Charle F. Parham reunidos con estudiantes del Instituto Bíblico Bethel buscando y entregándose ante la presencia de Dios. El Espíritu Santo se derramó y fueron bautizados con el Espíritu Santo y allí se originó el reinicio del pentecostalismo. Con más fuerza y más repercusión fue el impacto pentecostal que se dio en los años 1905-1908. William Josep Seymour, de raza negra, y William H Durham. Fueron los dos pioneros más destacados en la nueva era pentecostal; donde la iglesia tomo vida nuevamente.
Es importante destacar que el nuevo pentecostalismo se efectuó en tres lugares estratégicos de los Estados Unidos de América: Kansa es un estado del centro de EE.UU es un centro comercial y nudo de comunicación; los Ángeles de California es la segunda ciudad más importante de los EE.UU. y es puente de comunicación entre la raza anglosajona y latinoamericana; Chicago, la tercer ciudad más importante de EE.UU. Ha sido caracterizado por ser el mayor centro financiero del mundo, antes de las Torres Gemelas. Allí se derramo el Espíritu Santo en lenguas para afectar al mundo.
Ese es el proceso de la misión centrifuga. Mediante la presencia de Dios cumpliremos con deleite la gran misión.

      




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domingo, 5 de junio de 2016

SOMOS SAL DE LA TIERRA
Mateo: 5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

La sal es el condimento más antiguo usado por el hombre.  Ya en el año 2700 a.C. en China se usaba la sal para sazonar la comida.  El libro de Job que fue escrito hace unos 3500 años hace una mención sobre la sal en el capítulo 6:6. ¿Comeráse lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo?
El uso más primitivo de la sal es la conservación de los alimentos, por lo cual en la antigüedad se trataba de un producto muy apreciado. Incluso se le llegó a llamar “oro blanco”.
De “sal” viene la palabra salario, (del latín salarium).  ¿Qué tiene que ver la sal con el salario?  Sencillo: a los soldados de la antigua Roma se les retribuía su trabajo con una porción de sal.  Cuando éstos salían a la guerra salaban sus alimentos para mantenerlos en buen estado por largo tiempo. Hoy día, en algunas partes del mundo la sal es muy valiosa. Se valora por sus propiedades de condimentar y preservar, y lo esencial que es al cuerpo humano.
Simbolismo de la sal en la Biblia
Cuando se ofrecían los sacrificios en el Antiguo Testamento
Se ofrecía a un animal de lo mejor del ganado o las primicias de la cosecha, lo cual habla de que al Señor se le debe ofrecer lo mejor de nuestro ser.  En seguida el sacerdote esparcía sal sobre el sacrificio.
Sal sobre la ofrenda de sacrificio.
Ezequiel 43:23-24: Cuando acabes de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin defecto, y un carnero sin tacha de la manada; y los ofrecerás delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos, y los ofrecerán en holocausto a Jehová.
La sal, como conservador de los alimentos, simboliza incorrupción, preservación, pureza.  La sal era, en estos versículos, un símbolo de que el adorador conservaba un corazón limpio y puro delante del Señor. 
Pacto de Sal
Levítico 2:13: Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.
El pacto de sal simboliza el compromiso de Dios de cumplir su palabra y sus promesas;  mientras el sacerdote por su parte se comprometía a consagrarse solamente al Señor.

En los tiempos de Jesús la sal se relacionaba en la mente de la gente con tres cualidades especiales.

     1. La sal se conectaba con la  pureza.  
Probablemente su blancura resplandeciente sugería esta conexión. Los latinos decían que la sal era la cosa más pura, porque procedía de las cosas más puras que son el sol y el mar.
Así pues, si el cristiano ha de ser la sal de la tierra, debe ser un ejemplo de pureza.
Una de las características del mundo en la época en que vivimos es que han bajado los niveles. Los niveles de honradez, de diligencia en el trabajo, de responsabilidad, la moralidad, todos tienden a reducirse. El cristiano debe ser una persona que mantenga bien alto su nivel de absoluta pureza en su manera de hablar, su conducta y pensamiento.
Ningún cristiano puede salirse de los niveles de la estricta honradez. Ningún cristiano puede pensar con ligereza en reducir los niveles morales en un mundo en el que en las calles de cualquier gran ciudad se induce deliberadamente al pecado.
Ningún  cristiano  se puede permitir  los gestos y términos sugestivos  y soeces que  son  a menudo parte de la conversación social. El cristiano no sepuede retirar del mundo, pero debe, como decía Santiago, «guardarse sin mancha del mundo» (Santiago 1:27).
2. En el mundo antiguo, la sal era el más corriente de todos  los conservantes.     
Se usaba para evitar que las cosas se corrompieran, y para contener la putrefacción. Plutarco tiene una manera curiosa de decirlo. Dice que la carne es un cuerpo muerto y parte de un cuerpo muerto, y, si se deja a sí misma, se descompondrá; pero la sal la conserva y mantiene fresca, y es por tanto como si se le hubiera insertado un alma nueva a un cuerpo muerto.
Así que la sal preserva de la corrupción. Si el cristiano ha de ser la sal de la tierra, debe tener una cierta influencia antiséptica en la vida.
Todos sabemos que hay ciertas personas en cuya compañía es fácil ser buenos; y que también hay ciertas personas en cuya compañía es fácil bajar el listón moral. Hay ciertas personas en cuya presencia se podría contar sin reparos una historia sucia, y hay otras personas a las que a uno no se le ocurriría contársela. El cristiano debe ser un antiséptico purificador en cualquier sociedad en que se encuentre; debe ser la persona que, con su presencia, excluye la corrupción y les hace más fácil a otros ser limpios.
3. Pero la más grande y la más obvia cualidad de la sal es que la sal presta sabor a las cosas
     Los alimentos sin sal son tristemente insípidos y hasta desagradables. El Cristianismo es a la vida lo que la sal es a la comida. El Cristianismo le presta sabor a la vida.
Lo trágico es que la gente conecta a menudo el Cristianismo precisamente con lo contrario. Lo identifican con algo que le quita el sabor a la vida.
En  un mundo ansioso,   el   cristiano   debería   ser   la   única   persona  que   se   mantuviera   serena.   En   un   mundo deprimido, el cristiano debería ser la única persona que siguiera llena de la alegría de vivir. Debería haber una sencilla luminosidad en cada cristiano, pero demasiado a menudo anda por la vida como si estuviera de duelo, y habla como un espectro en  una fiesta. Dondequiera que esté, si ha de ser la sal de la tierra, el cristiano debe difundir gozo.
Jesús les habla a los suyos en Mateo 5:13 y les dice: “Vosotros soy la sal de la tierra”. Esto quiere decir que al nacer de nuevo, el ser humano ya tiene la capacidad o la cualidad de sazonar, de ponerle el ingrediente necesario en la porción exacta a las cosas de la vida. El discípulo no llegara a ser, sino que ya es sal de la tierra.
Como cristianos, la Biblia compara nuestra vida y testimonio con la sal y su acción.  Nuestra palabra, deberá siempre ir acompañada de nuestro buen testimonio; de otra manera, nuestra palabra será poco más que un “címbalo que retiñe”.
Cuando Jesús dice que somos la sal de la tierra, deja claro que sus discípulos tenemos la misma función que esa sal: nos conservamos, nos guardamos caminando en santidad para con Dios.
Jesús ha dicho que sus discípulos hacen lo mismo que la sal: conservar, guardar y preservar, cualidades aplicadas en este caso a las verdades eternas que se nos han depositado.  Esta afirmación implica también que un verdadero discípulo no mancha su vida con inmoralidad o con fraudes, sino que se mantiene honesto e íntegro.
Como la sal, el discípulo debe de conservar las verdades del evangelio.  ¿Cómo? A través de su testimonio, de vivir y reflejar la palabra de Dios a los demás. 

Si la sal se hace insípida
Lucas 14:34: Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué se sazonará?
Encontramos aquí la palabra “desvaneciere” que viene del griego moraino y tiene dos significados, uno literal y otro alegórico. El literal es cuando la sal se desvanece y pierde su sabor.  El simbólico implica volverse un necio, enloquecer. 
En el Israel de la antigüedad la sal era traída desde el Mar Muerto, pero había una sal que tenía yeso y al contacto con otros productos químicos naturales a la intemperie se hacía amarga y no servía: esa sal era distinguida fácilmente por los comerciantes, quienes la separaban, pues ya no servía para consumo humano.  Esta sal se esparcía por las orillas de los caminos para matar las hierbas, es decir, para ser hollada por los hombres. Era una sal para muerte.
Miss   F: E.Newton dijo: En Palestina, los hornos ordinarios están fuera de la casa y se construyen de piedra sobre una base de azulejos. En esos hornos, «para conservar el calor se pone una gruesa capa de sal debajo del suelo de azulejo. Después de cierto tiempo la sal se ha descompuesto. Se levantan los azulejos, se  saca  la  sal y se  tira   en  el camino  a  la  puerta  del horno... ha  perdido  su  poder para calentar los azulejos y se tira.» La inutilidad  invita  al desastre. Si un  cristiano  no está cumpliendo su propósito como cristiano, está abocado al desastre.
 El sentido de nuestra vida consiste en ser la sal de   la   tierra;   y   si   no   le   damos   a   la   vida   la   pureza, el   poder   antiséptico   y   la   luminosidad   que   le debemos, no estamos cumpliendo nuestro cometido y vamos al desastre.

Conclusión
Los profetas del antiguo pacto eran la sal de la tierra de Cana; pero los cristianos son llamados a ser sal de toda la tierra, porque Jesús dijo id por todo el mundo y predicar el evangelio. ¿Cómo es que unos pocos pueden afectar el mundo entero? ¡Trabajando silenciosamente como la sal con el evangelio de Cristo! Como un puñado de sal se dispersa a través de toda la comida, la enseñanza del evangelio se dispersa ampliamente, penetrando y llegando hasta los corazones de los hombres (Hechos 2:37). La sal del evangelio nos limpia el alma y a preserva de la descomposición espiritual. Es un pacto eterno entre Dios y todos los verdaderos creyentes.
El mundo se corroe con la ignorancia y el pecado. Por esta razón, Cristo nos envía a sazonar el mundo a través de nuestra vida y enseñanza, con la sabiduría y gracia del evangelio, ¡para hacer aceptables a Dios a todos los creyentes fieles! ¡Se la sal de la tierra!
El cristianismo es la sal de la tierra, ¡difundiendo la esperanza del evangelio a todos los hombres!  Los creyentes fieles son una gran bendición al mundo porque a través de ellos, ¡el mundo se sazona con el mensaje de la vida eterna! No sólamente somos llamados a enseñar el evangelio, sino a vivir vidas dignas del evangelio (Col. 1:10).






sábado, 4 de junio de 2016

LUZ DEL MUNDO


Mateo 5:14-15
Vosotros   sois   la   luz   del   mundo.   Una   ciudad   situada  en   una   colina   no   puede   pasar inadvertida.  Tampoco   se enciende  una  lámpara  para  meterla   debajo  de  un  cajón, sino  para ponerla a la vista para que dé luz a todos los de la casa.
Podría decirse que éste es el mayor cumplido que se le haya hecho jamás al cristiano individual, porque en él Jesús manda al cristiano que sea lo que Él mismo afirmó ser. Jesús dijo: «Mientras estoy  en  el   mundo, luz  soy   del  mundo»  (Juan  9:5). 
Cuando   Jesús  mandó  a   sus  seguidores  que fueran las luces del mundo, les pedía que fueran como Él mismo, ni más ni menos.
Cuando Jesús dijo estas palabras, estaba usando una expresión que les resultaría familiar a los judíos que la oyeron por primera vez. Ellos llamaban a Jerusalén «una luz para los gentiles;» y a un famoso rabino le solían llamar «una lámpara de Israel.» Pero la forma en que usaban los judíos esta expresión nos da la clave de cómo la usó Jesús. De una cosa estaban los judíos completamente seguros: ninguna persona encendía su propia luz.
Jerusalén   era   sin   lugar   a   duda   una   luz   para   los   gentiles,   pero   había   sido   Dios   el   Que   había encendido la lámpara de Israel. La luz que brillaba en la nación o en la persona piadosa era una luz prestada.   Así   sucede   también   con   el   cristiano.   La   exigencia   de   Jesús   no   es   que   cada   uno   de nosotros deba, como si dijéramos, producir su propi a luz. Debemos brillar con el reflejo de Su luz. El resplandor que se advierte en la vida del cristiano viene de la presencia de Cristo en su corazón. A veces hablamos de una  novia radiante,  pero la luz que irradia viene del amor que ha nacido en su corazón.
Cuando Jesús dijo que los cristianos debemos ser la luz del mundo, ¿qué quería decir?
(1)   Una   luz  es  algo  que  en   primer   lugar   y  principal mente  está   para  que   se  vea.
  
Las  casas   de Palestina eran muy oscuras, con una sola ventana circular de medio metro de diámetro. La lámpara era como una salsera llena de aceite y con una mecha. No era nada fácil encender una lámpara cuando no había ni cerillas. Normalmente la lámpara se colocaba en un candelero o soporte, que en muchos casos no era más que un soporte de madera toscamente tallada; pero cuando la gente se salía de la habitación, por seguridad, quitaban la lámpara del candelero y la ponían debajo de un cajón de arcilla de medir el grano para que siguiera ardiendo sin riesgo hasta que volviera alguien. El deber primario de la luz de la lámpara era que se pudiera ver.

Así es que el Cristianismo es algo que se tiene que dejar ver. Como ha dicho bien alguien: « No puede haber tal cosa como un discipulado secreto; porque, o el secreto acaba con el discipulado, o el  discipulado  con  el  secreto.»  Nuestro  cristianismo  tiene  que   ser  perfectamente  visible  a  todo  el mundo.
Además, este Cristianismo no tiene que dejarse ver solamente en la iglesia. Un cristianismo cuyos efectos no salen de las puertas de la iglesia no le sirve a nadie gran cosa. Una ciudad que está situada sobre un monte, no se puede esconder de la vista de nadie. Los que van por el valle, la ven arriba en la altura. Los que están en otra montaña, también la ven. Los que vuelan sobre aquel monte, la ven en la cima. Es imposible que una ciudad que está a la vista de todos pueda pasar desapercibida.
Nosotros somos como una ciudad asentada sobre un monte. Todo el mundo nos ve. Desde el momento en que se enteran de que somos cristianos, todos nos observan. Además, el Señor nos está diciendo aquí que al ser luz en Él, no podemos esconder de los demás lo que somos. Es como si fuéramos antorchas vivientes que allí donde estamos o donde vamos, desprendemos luz. La razón de ser luz es para alumbrar, y con esa luz, manifestar todas las cosas
Ese es el motivo por el que somos luz en el Señor, para ser vistos de todos: Debería ser más visible todavía   en   las   actividades   normales   y   corrientes.   Nuestro   Cristianismo   debe   dejarse   ver   en   la manera como tratamos al dependiente de la tienda al otro lado del mostrador, en nuestra manera de encargar una comida en el restaurante, en nuestra forma de tratar a nuestros empleados o de servir a nuestros superiores, en nuestra manera de practicar un deporte o jugar a un juego, o conducir o aparcar un vehículo, en el lenguaje cotidiano que usamos y en lo que leemos cada día. Un cristiano debe serlo en la fábrica, el taller, los astilleros, la mina, la escuela, la consulta médica, la cocina, el campo de béisbol o fútbol, exactamente lo mismo que en la iglesia. Jesús no dijo: «Vosotros sois la luz de la Iglesia»,  sino: «Vosotros sois la luz del  mundo.»  Así que  nuestro cristianismo se  tiene que  hacer evidente a todos por nuestra manera de vivir en el mundo.
(2) Una luz es un guía.
En cualquier río podemos ver una serie de luces que marcan el camino que deben seguir los barcos para su seguridad. Cuando un avión baja en un aeropuerto de noche. Sabemos lo difícil que resulta transitar por las calles de la ciudad cuando hay un apagón. Una luz es algo que fa cilita el camino.
Así que un cristiano debe indicarles el camino a los demás. Es decir: el cristiano está obligado a ser un ejemplo. Una de las cosas que más necesita este mundo son personas que estén preparadas a ser focos de bondad. Supongamos que hay un grupo de gente, y que alguien propone que se haga algo dudoso. A menos que alguien se oponga abiertamente, aquello se hará. Pero si alguien se pone en pie y dice: «No contéis conmigo para eso,» otro, y otro, y otro se levantarán y dirán: «Ni conmigo tampoco.» Pero si no se les hubiera dado ejemplo, se habrían callado.
Hay muchas personas en este mundo que no tienen la fuerza moral ni el coraje para mantenerse firmes en solitario; pero si otro se adelanta, le seguirán; si cuentan con alguien suficientemente fuerte o seguro en quien apoyarse, harán lo que deben. Es el deber del cristiano adoptar la posición que luego   secundará   el   hermano   más   débil,   iniciar   la   marcha   que   otros   con   menos   coraje   seguirán después. El mundo necesita luces guiadoras; hay personas esperando y anhelando la dirección para hacerlo que no se atreverían a emprender solas.
(3) Una luz esa menudo una advertencia
A menudo se usa la luz para advertir de un peligro que acecha más adelante. Algunas   veces   el   cristiano   tiene   la   obligación   de   presentarles   a   los   demás   la   necesaria advertencia. Eso es a menudo difícil, especialmente hacerlo de forma que no haga más daño que bien;   pero   una   de   las   más   desgarradoras   tragedias   de   la   vida   es   que   nos  venga   alguno, especialmente un joven, y nos diga: « No me encontraría en esta situación si me lo hubieras advertido a tiempo.»
Se decía de la famosa maestra y educadora que, si alguna vez tenía ocasión de corregir a sus estudiantes   lo   hacía   «   poniéndole   el   brazo   alrededor   de   los   hombros.»   Si   hacemos   nuestra advertencia, no con enfado ni crítica, sino con amor, será eficaz. El cristiano debe ser una de estas luces que se pueden ver, que advierten y que guían.
BRILLANDO PARA DIOS
Mateo 5:16
Que brille así vuestra luz delante de la gente, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el Cielo. Aquí hay dos cosas de suprema importancia.
  1. La gente tiene que ver nuestras buenas obras.
En griego hay dos palabras para bueno. Esta la palabra agathós, que simplemente define la calidad de una cosa como buena; por otro lado, está la palabra kalós, que quiere decir que no solamente es buena, sino también hermosa y atractiva. La palabra que se usa aquí es kalós.
Las buenas obras del cristiano tienen que ser no sólo buenas, sino también atractivas. Tiene que haber un cierto encanto en la bondad cristiana. La  tragedia de mucho de lo que se considera bueno es que tiene un elemento de dureza y de frialdad y de austeridad. Hay una bondad que atrae, y una bondad   que   repele.   Hay   un   cierto   encanto   en   la   verdadera   bondad   cristiana   que   la   hace encantadora.
  1. Las buenas  obras   deben   atraer   la   atención,   no   a nosotros, sino a Dios.
 Este  dicho de Jesús es una prohibición total de lo  que  alguien ha llamado «bondad teatral.» En una conferencia en la que estaba presente D. L. Moody había también algunos jóvenes que tomaban su fe cristiana muy en serio. Una noche tuvieron una vigilia de oración. Cuando llegaban de ella por la mañana se encontraron con Moody, que les preguntó qué habían estado haciendo. Se lo dijeron,   y   añadieron:   «¡Señor   Moody,   vea   cómo   nos   brilla   el   rostro!».   Moody   les   contestó   muy cortésmente: «Moisés no sabía que le relucía el rostro.» La bondad que es consciente, que llama la atención a sí misma, no es la bondad cristiana.
Uno de los historiadores antiguos escribió acerca de Enrique V después de la batalla de Agincourt: «Tampoco permitió que se hicieran canciones ni que las cantaran los juglares acerca de su gloriosa victoria; porque quería que toda la alabanza y la gloria y la acción de gracias se Le dieran a Dios.» El cristiano no piensa nunca en lo que él ha hecho, sino en lo que Dios le ha capacitado para hacer.
Nunca   trata   de   atraer   las   miradas   de   la   gente,   sino siempre   en   dirigirlas   a   Dios.   Mientras   las personas estén pensando en las alabanzas, las gracias y el prestigio que obtendrán por lo que han hecho, no han empezado todavía a recorrer el camino cristiano de veras.

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