lunes, 6 de junio de 2016

La misión

MISIÓN CENTRÍPETA Y CENTRÍFUGA
Como estudiante del Instituto Bíblico y estudiante del Instituto Ministerial (ISUM), aprendí las misiones del pueblo de Dios: “La misión Centrípeta y la Misión Centrifuga”
La misión centrípeta
La misión centrípeta Dios se la encomendó al pueblo de Israel. La misión se asemeja con certeza a un imán cuando atrae el metal o como las abejas en el  panal. En la obra de Dios siempre hay lugar para todos. Los que pertenecen al reino están con los brazos abiertos para recibir y buscar a las personas que desean el refrigero de Dios.
En el caso de Israel su misión era recibir a las personas que voluntariamente se quisieran adherir a ellos. Si alguien de cualquier nación sentía el deseo de unirse a ellos se hacían devotos y se judaizaban voluntariamente. Allí se cumplía el dicho: “El que tiene sed que busque el agua”. Si algunos egipcios querían ser devoto, tenían que ir a Israel. Lo mismo sucedía con el de Siria, Asiria, Babilonia, Moab, Amón etc. La misión centrípeta se refleja en esta gráfica.

Todos hacia Israel, como el metal al imán. Esa era la misión de Israel.

Misión Centrífuga 
Como preámbulo,  Isaías escribe acerca de la misión de la iglesia: “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas” (Isaías 54:2). Lo de Isaías, nuestro Señor Jesucristo lo retomó para la iglesia como la gran comisión y en su última aparición después de su resurrección en la tierra. La biblia narra: “Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;  tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Mr. 16:14-18) “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mt. 28:19,20).
Su presencia está asegurada en la gran comisión. No hay nada que temer. Sus últimas palabras para la iglesia, antes de subir al cielo fueron: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8). En la misión centrifuga contamos con la llenura, derramamiento, unción, poder y autoridad del Espíritu Santo.
La misión centrípeta dada a Israel es de afuera hacia adentro y la misión centrífuga dada a la iglesia es de adentro hacia afuera. En término beisbolero “pica y se extiende”. Aquí no cabe el dicho: “El que tiene sed busca el agua como en la misión centrípeta. Si no que la iglesia, como misión centrifuga, debe salir de las paredes del templo, llevar el agua y darle de beber al sediento. Eso es posible a través de la unción y derramamiento del Espíritu Santo.
Esta misión sugiere una base, un impacto y expansión. Todo esto se cumple en la función del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo consolida y extiende la misión centrifuga.
Consolida a través del fruto del Espíritu.
La fortaleza, variedad y permanencia de los que se aferran a Dios y buscan su presencia, consiste en enraizar y andar conforme al fruto del Espíritu Santo. La Biblia dice que el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
No debemos jactarnos de nuestra espiritualidad, ni hacer énfasis en nuestra vida pura, sino exhortar a que nos apropiemos del fruto del Espíritu Santo, que es lo que da vida a este montón de polvo que es lo que realmente somos; polvo que con facilidad somos esparcidos por el viento de las tentaciones. Pero el Espíritu Santo nos da vida, nos da forma y nos convierte en santo por la pureza de su fruto. Debemos desear intensamente el cambio de vida, como lo anhelo Benjamín Franklin, que formulo trece reglas para cambiar los malos hábitos a buenos. Usted y yo no necesitamos formular reglas, pero si debemos anhelar ser cada día mejor. Si nos acogemos al fruto del Espíritu Santo; con estas virtudes nos basta y sobra todavía. Solamente mediante el fruto del Espíritu Santo se puede ejercer la piedad como Dios manda.
El Espíritu Santo sienta la base de poder en la misión centrífuga a través de los dones
En este tiempo, urge que Lázaro salga de la tumba en obediencia a una orden que reciba con autoridad (Jn.11:43); que el endemoniado gadareno se rinda a los pies de Jesús (Mt. 8:28-34) por declaración de un siervo de Dios; que se levante el cojo que se ponía en la puerta la hermosa y glorifique a Dios (Hech. 3:6); que Dorca sea resucitada (Hech 9:40); que al tocar el féretro y dar la orden se levante el único hijo de la viuda (Lc. 7:14,15); que se descubra la falsedad de Ananías y su esposa (Hech. 5:3-10); que salga a luz la hipocresía y la ambición de Simón el mago (Hech. 8:19-22); que los samaritanos despreciados reciban el Espíritu Santo por la imposición de mano (Hech. 10:44-47): que las escamas caigan de los ojos de Pablo para conocer la voluntad de Dios (9:4-9); que los enfermos se sanen por el contacto de la sombra y los pañuelos ungidos de los siervos del Señor (Hech 5:12-16)
No cabe la menor duda que los dones espirituales es el imán que el Espíritu Santo utiliza para atraer multitudes a la iglesia y fortalecerla. Los dones impactan, atraen, vivifican y derrumban barreras de incredulidad. Así lo hizo el Espíritu Santo en la iglesia primitiva y así lo hará en la actualidad si le permitimos que su presencia inunde nuestra vida. Si damos lugar que los dones del Espíritu Santo actúen con todo su poderío, las multitudes rodearan la iglesia como las abejas rodean el panal.
El Espíritu Santo expande la misión centrífuga a través del pentecostalismo
La presencia de Dios en la vida del creyente te consolida mediante el fruto del Espíritu y  activa los dones espirituales. Ambas son las que dan vida al pentecostalismo. Son las herramientas para proporcionar un avivamiento sin igual; Integral.
El pentecostalismo tiene la facultad de dar poder a la iglesia y expandirla. Su manifestación es glosolalia (sonido incomprensible parecido al habla) que proporciona poder y xenoglosia (el uso inspirado de una lengua extranjera no estudiada) que es la señal y expresión evangelística. El pentecostalismo es una combinación de glosia y xenolalia, lenguas angelicales e idiomáticas, que proporciona poder y expansión evangelística. Es decir, misión centrifugas. El Espíritu Santo hace propia la parresia bíblica con el bautismo; proporcionando poder para santificar, ejercer la piedad y poder para servir.
Era domingo, día que se celebraba la fiesta de pentecostés, nueve de la mañana, en Aposento Alto, que estaba ubicado en la ladera del templo hecho por Herodes el Grande; con la afluencia de un millón de peregrinos que visitaron el templo durante ese día; fue cuando se derramo el poder del Espíritu Santo en día especial y en un lugar estratégico con la finalidad de que la iglesia naciente se proyectara a nivel mundial (Hech. 2:1-13).
Lo mismo sucedió en Cesarea del Mediterráneo, aunque esta ciudad fue diseñada por Herodes el Grande para el desenfreno y gloria del placer, sin embargo, era la ciudad más estratégica de ese tiempo. Empalmaba con la vía Maris, la ruta terrestre más comercial en ese tiempo. Tenía el puerto hecho por mano humana más grande del mundo, un puerto artificial, con dos rompeolas para unir el país con el comercio mundial. Era la capital de la provincia donde Herodes construyo su palacio.
Dios utilizo esa ciudad estrategia para manifestar su presencia y su gloria. Fue allí donde el poder pentecostés se manifestó en casa de Cornelio (Hech. 10:44) y marcó el inicio para que miles de gentiles creyeran en Cristo y se formara una iglesia llena de vida espiritual y misionera.
Desde el 313 al siglo XVII este carisma estuvo a punto de perderse, salvo por la reforma que dirigió Martin Lutero que reinicio la línea ortodoxa; pero del siglo XVII-XIX se levantaron dos movimientos que sirvieron de preámbulo para un nuevo pentecostalismo lleno de la presencia del Espíritu Santo :
A. El movimiento renovador dirigido por los hermanos Juan Y Carlos Wesley. Otro de los dirigentes fue Jorge Whitifield.
B. El Movimiento docente evangelístico. Ejecutado por Carlos Finney, D  Moody, R. A Terrey y A.B Simson.
En los albores del siglo XX en el país más estratégico del mundo, el primero de enero de 1901, en Topeka Kansa, Charle F. Parham reunidos con estudiantes del Instituto Bíblico Bethel buscando y entregándose ante la presencia de Dios. El Espíritu Santo se derramó y fueron bautizados con el Espíritu Santo y allí se originó el reinicio del pentecostalismo. Con más fuerza y más repercusión fue el impacto pentecostal que se dio en los años 1905-1908. William Josep Seymour, de raza negra, y William H Durham. Fueron los dos pioneros más destacados en la nueva era pentecostal; donde la iglesia tomo vida nuevamente.
Es importante destacar que el nuevo pentecostalismo se efectuó en tres lugares estratégicos de los Estados Unidos de América: Kansa es un estado del centro de EE.UU es un centro comercial y nudo de comunicación; los Ángeles de California es la segunda ciudad más importante de los EE.UU. y es puente de comunicación entre la raza anglosajona y latinoamericana; Chicago, la tercer ciudad más importante de EE.UU. Ha sido caracterizado por ser el mayor centro financiero del mundo, antes de las Torres Gemelas. Allí se derramo el Espíritu Santo en lenguas para afectar al mundo.
Ese es el proceso de la misión centrifuga. Mediante la presencia de Dios cumpliremos con deleite la gran misión.

      




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