MISIÓN CENTRÍPETA Y CENTRÍFUGA
Como estudiante del Instituto
Bíblico y estudiante del Instituto Ministerial (ISUM), aprendí las misiones del
pueblo de Dios: “La misión Centrípeta y la Misión Centrifuga”
La misión centrípeta
La misión centrípeta Dios se
la encomendó al pueblo de Israel. La misión se asemeja con certeza a un imán
cuando atrae el metal o como las abejas en el
panal. En la obra de Dios siempre hay lugar para todos. Los que
pertenecen al reino están con los brazos abiertos para recibir y buscar a las
personas que desean el refrigero de Dios.
En el caso de Israel su misión
era recibir a las personas que voluntariamente se quisieran adherir a ellos. Si
alguien de cualquier nación sentía el deseo de unirse a ellos se hacían devotos
y se judaizaban voluntariamente. Allí se cumplía el dicho: “El que tiene sed que
busque el agua”. Si algunos egipcios querían ser devoto, tenían que ir a
Israel. Lo mismo sucedía con el de Siria, Asiria, Babilonia, Moab, Amón etc. La
misión centrípeta se refleja en esta gráfica.
Todos hacia Israel, como el
metal al imán. Esa era la misión de Israel.
Misión Centrífuga
Como preámbulo,
Isaías escribe acerca de la misión de la iglesia: “Ensancha el sitio
de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas
escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas” (Isaías 54:2). Lo de
Isaías, nuestro Señor Jesucristo lo retomó para la iglesia como la gran
comisión y en su última aparición después de su resurrección en la tierra. La
biblia narra: “Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados
a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían
creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será
salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los
que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán
en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre
los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Mr. 16:14-18) “Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo. Amén” (Mt. 28:19,20).
Su presencia está asegurada en la gran comisión. No hay
nada que temer. Sus últimas palabras para la iglesia, antes de subir al cielo
fueron: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo
último de la tierra” (Hech. 1:8). En la misión centrifuga contamos con la
llenura, derramamiento, unción, poder y autoridad del Espíritu Santo.
La misión centrípeta dada a
Israel es de afuera hacia adentro y la misión centrífuga dada a la iglesia es
de adentro hacia afuera. En término beisbolero “pica y se extiende”. Aquí no
cabe el dicho: “El que tiene sed busca el agua como en la misión centrípeta. Si
no que la iglesia, como misión centrifuga, debe salir de las paredes del
templo, llevar el agua y darle de beber al sediento. Eso es posible a través de
la unción y derramamiento del Espíritu Santo.
Esta misión sugiere una base,
un impacto y expansión. Todo esto se cumple en la función del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo consolida y
extiende la misión centrifuga.
Consolida a través del fruto del Espíritu.
La fortaleza,
variedad y permanencia de los que se aferran a Dios y buscan su presencia,
consiste en enraizar y andar conforme al fruto del Espíritu Santo. La Biblia
dice que el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
No debemos
jactarnos de nuestra espiritualidad, ni hacer énfasis en nuestra vida pura,
sino exhortar a que nos apropiemos del fruto del Espíritu Santo, que es lo que
da vida a este montón de polvo que es lo que realmente somos; polvo que con
facilidad somos esparcidos por el viento de las tentaciones. Pero el Espíritu
Santo nos da vida, nos da forma y nos convierte en santo por la pureza de su
fruto. Debemos desear intensamente el cambio de vida, como lo anhelo Benjamín
Franklin, que formulo trece reglas para cambiar los malos hábitos a buenos.
Usted y yo no necesitamos formular reglas, pero si debemos anhelar ser cada día
mejor. Si nos acogemos al fruto del Espíritu Santo; con estas virtudes nos
basta y sobra todavía. Solamente mediante el fruto del Espíritu Santo se puede
ejercer la piedad como Dios manda.
El Espíritu Santo sienta la
base de poder en la misión centrífuga a través de los dones
En este tiempo,
urge que Lázaro salga de la tumba en obediencia a una orden que reciba con
autoridad (Jn.11:43); que el endemoniado gadareno se rinda a los pies de Jesús
(Mt. 8:28-34) por declaración de un siervo de Dios; que se levante el cojo que
se ponía en la puerta la hermosa y glorifique a Dios (Hech. 3:6); que Dorca sea
resucitada (Hech 9:40); que al tocar el féretro y dar la orden se levante el
único hijo de la viuda (Lc. 7:14,15); que se descubra la falsedad de Ananías y
su esposa (Hech. 5:3-10); que salga a luz la hipocresía y la ambición de Simón
el mago (Hech. 8:19-22); que los samaritanos despreciados reciban el Espíritu
Santo por la imposición de mano (Hech. 10:44-47): que las escamas caigan de los
ojos de Pablo para conocer la voluntad de Dios (9:4-9); que los enfermos se
sanen por el contacto de la sombra y los pañuelos ungidos de los siervos del
Señor (Hech 5:12-16)
No cabe la menor
duda que los dones espirituales es el imán que el Espíritu Santo utiliza para
atraer multitudes a la iglesia y fortalecerla. Los dones impactan, atraen,
vivifican y derrumban barreras de incredulidad. Así lo hizo el Espíritu Santo
en la iglesia primitiva y así lo hará en la actualidad si le permitimos que su
presencia inunde nuestra vida. Si damos lugar que los dones del Espíritu Santo
actúen con todo su poderío, las multitudes rodearan la iglesia como las abejas
rodean el panal.
El Espíritu Santo expande
la misión centrífuga a través del pentecostalismo
La presencia de
Dios en la vida del creyente te consolida mediante el fruto del Espíritu y activa los dones espirituales. Ambas son las
que dan vida al pentecostalismo. Son las herramientas para proporcionar un
avivamiento sin igual; Integral.
El pentecostalismo
tiene la facultad de dar poder a la iglesia y expandirla. Su manifestación es glosolalia
(sonido incomprensible parecido al habla) que proporciona poder y xenoglosia
(el uso inspirado de una lengua extranjera no estudiada) que es la señal y
expresión evangelística. El pentecostalismo es una combinación de glosia y xenolalia,
lenguas angelicales e idiomáticas, que proporciona poder y expansión evangelística.
Es decir, misión centrifugas. El Espíritu Santo hace propia la parresia bíblica
con el bautismo; proporcionando poder para santificar, ejercer la piedad y
poder para servir.
Era domingo, día
que se celebraba la fiesta de pentecostés, nueve de la mañana, en Aposento
Alto, que estaba ubicado en la ladera del templo hecho por Herodes el Grande;
con la afluencia de un millón de peregrinos que visitaron el templo durante ese
día; fue cuando se derramo el poder del Espíritu Santo en día especial y en un
lugar estratégico con la finalidad de que la iglesia naciente se proyectara a
nivel mundial (Hech. 2:1-13).
Lo mismo sucedió
en Cesarea del Mediterráneo, aunque esta ciudad fue diseñada por Herodes el
Grande para el desenfreno y gloria del placer, sin embargo, era la ciudad más
estratégica de ese tiempo. Empalmaba con la vía Maris, la ruta terrestre más
comercial en ese tiempo. Tenía el puerto hecho por mano humana más grande del
mundo, un puerto artificial, con dos rompeolas para unir el país con el
comercio mundial. Era la capital de la provincia donde Herodes construyo su
palacio.
Dios utilizo esa
ciudad estrategia para manifestar su presencia y su gloria. Fue allí donde el
poder pentecostés se manifestó en casa de Cornelio (Hech. 10:44) y marcó el
inicio para que miles de gentiles creyeran en Cristo y se formara una iglesia
llena de vida espiritual y misionera.
Desde el 313 al
siglo XVII este carisma estuvo a punto de perderse, salvo por la reforma que
dirigió Martin Lutero que reinicio la línea ortodoxa; pero del siglo XVII-XIX
se levantaron dos movimientos que sirvieron de preámbulo para un nuevo
pentecostalismo lleno de la presencia del Espíritu Santo :
A. El movimiento
renovador dirigido por los hermanos Juan Y Carlos Wesley. Otro de los
dirigentes fue Jorge Whitifield.
B. El Movimiento
docente evangelístico. Ejecutado por Carlos Finney, D Moody, R. A Terrey y A.B Simson.
En los albores del
siglo XX en el país más estratégico del mundo, el primero de enero de 1901, en
Topeka Kansa, Charle F. Parham reunidos con estudiantes del Instituto Bíblico
Bethel buscando y entregándose ante la presencia de Dios. El Espíritu Santo se
derramó y fueron bautizados con el Espíritu Santo y allí se originó el reinicio
del pentecostalismo. Con más fuerza y más repercusión fue el impacto
pentecostal que se dio en los años 1905-1908. William Josep Seymour, de raza negra, y William H Durham. Fueron los dos
pioneros más destacados en la nueva era pentecostal; donde la iglesia tomo vida
nuevamente.
Es importante
destacar que el nuevo pentecostalismo se efectuó en tres lugares estratégicos
de los Estados Unidos de América: Kansa es un estado del centro de EE.UU es un
centro comercial y nudo de comunicación; los Ángeles de California es la
segunda ciudad más importante de los EE.UU. y es puente de comunicación entre
la raza anglosajona y latinoamericana; Chicago, la tercer ciudad más importante
de EE.UU. Ha sido caracterizado por ser el mayor centro financiero del mundo,
antes de las Torres Gemelas. Allí se derramo el Espíritu Santo en lenguas para
afectar al mundo.
Ese es el proceso
de la misión centrifuga. Mediante la presencia de Dios cumpliremos con deleite
la gran misión.
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